Un
buen Dómino cuida a su Sumisa, se preocupa por ella, que este bien, desea su
felicidad, la escucha, la apoya en sus decisiones, la anima.
En una sesión, la disciplina la moldea según
sus preferencias, la castiga para corregirla, la recompensa, tienta sus limites
con respeto a lo pactado, despacio, vehemente, observa sus reacciones y como
responde su cuerpo.
Al final de la sesion, el Dómino se siente
como un Rey, como un Rey justo que ha hecho un uso racional de su legitima
Propiedad.
Una Sumisa se siente cuidada, especial para su
Amo, protegida, respetada.
En una sesión, se entrega, entrega su cuerpo y
su voluntad, complace, agradece, se sobrepone, se supera, sabiendo que su Amo
disfruta de ella, solo de ella.
Al final de la sesión, ella se siente una
Reina. La humilde Reina de su Amo.
Sir Maguix
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